Potaje de espinacas, brócoli, garbanzos y…un toque de miso.

Hay veces en que las recetas nacen del encuentro de varios hechos. Ésta es una de ellas, y éstos, los hechos.

  • Necesidad de  compensar los excesos navideños.
  • Querer aprovechar unas espinacas ya hervidas que esperaban en la nevera.
  • Haber visto el capítulo ”Sal” de la serie documental Sal, grasa, ácido, calor de Netflix, en el que se informa sobre la elaboración del miso.

Por cierto, la serie, basada en el libro de Samin Nosrat con el mismo titulo, es 100% recomendable, al igual que el libro.

Vamos pues con este sencillo y rápido potaje, con un escondido toque umami del miso.

En el caso de comprar las espinacas frescas, hay que lavarlas y despojarlas del tallo. Es muy sencillo. Como veis en esta secuencia de imágenes, sólo hay que doblar la hoja, tomar el rabito (peciolo) y estirar suavemente dejando que se desprenda siguiendo su forma natural.

Me encanta esta parte de la manipulación de los alimentos, en la que el propio producto te guía.

A continuación partir las hojas en trozos no muy pequeños. A mi me gusta hacer uso de las manos para ello.

Ahora sólo quedará cocerlas. Esto es rápido. Las ponemos en una olla con dos dedos de agua ligeramente salada y, en cuanto arranque el hervor, pasados dos minutos, las retiramos del fuego y dejamos escurrir.

Ahora vamos con el brócoli. Cortamos los brotes grandes necesarios y lavamos. Separamos los tallos, que cortamos en trozos pequeños, y dividimos el brote en otros más pequeños.

Ponemos en una olla el brócoli y echamos agua sin que llegue a cubrir. Salamos ligeramente y hervimos cuatro o cinco minutos, procurando que la verdura quede al dente. Reservamos con el agua de cocción.

Añadimos las espinacas y también los garbanzos. Dejamos un minuto que cueza todo junto y apagamos el fuego. Retiramos* una taza del caldo de cocción y disolvemos el miso en ella, reincorporamos a la cazuela, y removemos con suavidad. Y ya está, listo para disfrutar!

*Es importante no someter a hervor el miso, pues además de perder aromas, pierde propiedades nutricionales.

Os detallo cantidades y procedimiento.

Ingredientes

  • 2 manojos de espinacas
  • Medio brócoli
  • 200 gr de garbanzos
  • Una cucharadita de miso

Elaboración

En primr lugar hay que limpiar y cortar las verduras.

  1. Retirar el peciolo de las espinacas tal y como se describe arriba y lavarlas bien con agua. Yo las pongo en remojo en una palangana grande removiéndolas un poco y dejándolas unos minutos. Según la tierra que lleven repito este proceso dos veces. Partir por la mitad las hojas.
  2. Las ponemos en una olla con dos dedos de agua ligeramente salada y, en cuanto arranque el hervor, pasados dos minutos las retiramos del fuego y dejamos escurrir.
  3. Tomamos el brócoli, cortamos los brotes grandes necesarios y lavamos. Separamos los tallos que cortamos en trozos pequeños y dividimos el brote en brotes más pequeños.
  4. Ponemos en una olla el brócoli y echamos agua sin que llegue a cubrir. Salamos ligeramente y hervimos, con la olla tapada, de cuatro o cinco minutos, procurando que la verdura quede al dente. Reservamos con el agua de cocción.
  5. Incorporamos al brócoli las espinacas y los garbanzos, removemos con cuidado y dejamos que haga “chup chup” un par de  minutos.
  6. En ese mismo momento, retiramos una taza del caldo de cocción,  disolvemos bien el miso en él y reincorporamos a la cazuela, removiendo con suavidad.
  7. Listo, ¡hay que servir al momento!.
 

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